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Los asirios (a menudo conocidos como cristianos siríacos, suroye/suryoye, o caldeos) son los aborígenes de Mesopotamia, una zona que se extiende entre los ríos Tigris y Éufrates, también conocida como Creciente Fértil o Beth Nahrain. Hoy, su población se reparte por varios estados y han devenido en una minoría étnica, debido, sobre todo, a la islamización de Oriente Medio y a su condición de cristianos. Sus últimas poblaciones se concentran en Irak, al noreste de Siria, el noroeste de Irán y al sureste de Anatolia en la Turquía moderna. Muchos han emigrado a la región del Cáucaso, a América del Norte, a Australia y a Europa durante el siglo XX. Étnicamente, son un único grupo compacto, aunque se reparten por diferentes iglesias, con una fuerte influencia sobre su propia identidad y sobre el modo en el que se autodenominan (esencialmente, son tres: la "Iglesia Siriaco-Ortodoxa", la "Iglesia Asiria del Este" y la "Iglesia Caldea").
La diáspora y las comunidades de refugiados se localizan en Europa (en particular en Suecia, Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania y Francia), América del Norte, América Latina (Argentina, Brasil, [1] México, Chile), Australia, Nueva Zelanda, Líbano, Armenia, Georgia, el sur de Rusia y Jordania. La emigración fue provocada por eventos como el genocidio asirio a raíz de la Primera Guerra Mundial durante la desintegración y partición del Imperio otomano, la masacre de Simele en Irak (1933), la revolución islámica en Irán (1979), la Campaña de al-Anfal de Saddam Hussein y la irrupción del Estado Islámico en la escena geopolítica del área. Más recientemente, la guerra contra el Dáesh y el éxodo que ha provocado está dando lugar a profundos cambios demográficos en su bastión natural de los Llanos de Nínive y muy especialmente, en poblaciones como Bartella, donde la comunidad local asiria de religión cristiana está siendo reemplazada por chabaquíes apoyados por milicias proiraníes.[2] Del millón y medio en que se estimaba la población de caldeo-asirios iraquíes en la época de Sadam Hussein, han pasado a ser poco más de 250 000, según las cifras facilitadas por la Iglesia Católica.